Comisión Nacional de Pastoral de Migrantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED)
Comunicado
Desde julio del presente año he sido nombrado por la Conferencia del Episcopado Dominicano como Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de Migrantes.
Comprendiendo que en la actualidad la migración se ha transformado en una realidad estructural de la sociedad contemporánea, constituyendo un problema cada vez más complejo, desde el punto de vista social, cultural, político, religioso, económico y pastoral; queremos como Iglesia que peregrina por República Dominicana ser una respuesta eclesial a las nuevas necesidades pastorales de los migrantes, a fin de conducirlos, a su vez, a transformar la experiencia migratoria, no sólo en ocasión de crecimiento de la vida cristiana, sino también de nueva evangelización y de misión.
Quiero contar con el apoyo y la comprensión de todos los dominicanos, para que tratemos al inmigrante con un corazón humano, sabiendo que los que migran a nuestra tierra buscan trabajar para su sobrevivencia, tanto de ellos como de sus familiares, recordando a tantos dominicanos migrantes en otros países que con sus remesas fortalecen nuestra economía. Los servicios que brindamos como sociedad hablan muy bien de nuestro trato humanitario. Invitamos a todos los hermanos dominicanos a mantener una cultura de acogida, que a su vez va de la mano con la cultura de paz y solidaridad. Esto salvaguarda la convivencia y las sanas y respetuosas relaciones entre países.
Valoramos los aportes, que en el orden económico, la población migrante trabajadora ofrece a la economía dominicana: en la construcción, la industria, el turismo, el agro, así como en otras fuentes de trabajo. Documentar, pues, al migrante trabajador y responsable, crearía un clima de estabilidad laboral tanto para empleados migrantes como para sus empleadores.
Invitamos a hacer de nuestras fronteras un lugar de encuentro, que permita no solo el intercambio y fomento del comercio, sino también de nuestras culturas. Al mismo tiempo llamamos la atención para que se fortalezcan los controles necesarios con miras a evitar las irregularidades que facilitan la entrada masiva de ilegales. Respetemos el derecho que tienen los migrantes de llevar a su familia el fruto de su trabajo, pues despojarle de lo que se ganaron clama al cielo y el Padre que ve lo escondido no dejará impune dicha maldad. El buen trato que les demos dice mucho de los dominicanos.
Invitamos al gobierno y a los empresarios dominicanos a invertir en la frontera, pues mejorando las condiciones de vida de los habitantes fronterizos dominicanos y haitianos, estamos frenando la inmigración haitiana y el que se vacíen los pueblos fronterizos dominicanos. Condición indispensable para esto lo constituya la construcción de la carretera internacional desde Villa a Anacaona hasta Pedro Santana y continuar hasta el Cruce de Matayaya.
La Comisión Nacional de Pastoral de Migrantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano agradece la condescendencia del Estado Dominicano de prolongar por un año la vigencia de los carnés expedidos a extranjeros que se acogieron al Plan Nacional de Regulación de Extranjeros (PNRE), de tal manera que puedan completar o retirar sus documentos en las oficinas establecidas. Abogamos por el control, orden y fácil obtención de los documentos, respetando los derechos fundamentales de la persona. La regulación de los migrantes resulta positivo no solo para la adquisición de unos derechos, sino también de deberes para con nuestro Estado Dominicano.
Al mismo tiempo exhortamos a las autoridades haitianas competentes a prestar la ayuda necesaria a sus nacionales para la obtención de sus documentos de identidad, para de esta forma agilizar significativamente la regulación de su estatus migratorio en nuestra nación.
Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco en ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2018: “acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes”. “El emigrante que reside entre ustedes será para ustedes como uno de su pueblo: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fueron en Egipto. Yo soy el Señor su Dios” (Lev. 19,34).
En Jesús, Hijo de Dios, migrante antes y después de nacer, asumiendo las vicisitudes y sufrimientos de las personas migrantes.
+ Monseñor José Dolores Grullón,
Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de Migrantes