Ciudad del Vaticano, Roma. Sesión informativa celebrada hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos: Presentación del proyecto de Documento Final, la experiencia de compartir con delegados fraternales, el papel de la mujer.
Tiziana Campisi y Roberto Paglialonga. Fuente: Vatican News
El texto del borrador del Documento Final ha sido entregado ayer, 21 de octubre, a todos los participantes en el Sínodo y, por tanto, «hemos llegado a un momento fundamental», ha afirmado Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión de Información del Sínodo, en el briefing para periodistas celebrado hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. «El viernes por la tarde se celebraron las reuniones de los grupos de estudio con los miembros del Sínodo sobre los temas que se les habían confiado», informó primero Ruffini.
Y esta mañana, «antes del momento de la lectura personal del texto», informó a continuación, «hubo una comunicación improvisada del cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, sobre el Grupo 5». Ruffini dio la lectura íntegra del texto (del que publicamos un resumen aparte), añadiendo «que el Papa estaba presente esta mañana en la congregación general y que al final de la intervención del cardenal Fernández hubo aplausos de los presentes».
Momentos de oración e iniciativas sinodales
Ruffini también quiso compartir la alegría que todos los sinodales llevan aún en el corazón por la celebración presidida ayer por el Papa, en la Plaza de San Pedro, para la proclamación de 14 nuevos santos: «Un acontecimiento significativo también porque tuvo lugar en la Jornada Misionera Mundial y en el corazón de nuestro camino sinodal».
Y justo ayer por la tarde, continuó, «se celebró un momento de oración que reunió en línea a los misioneros digitales que participaron en el camino de la Iglesia que escucha» al que también se dedica un espacio en el Instrumentum laboris.
Para concluir, Ruffini recordó que el viernes 25, a las 17 horas, en el Palacio San Calisto, tendrá lugar el evento ‘Sínodo del Deporte’ -organizado por Athletica Vaticana con el Dicasterio para la Cultura y la Educación- al que se han inscrito muchos padres y madres sinodales. «Es un espacio de diálogo con los atletas refugiados, paralímpicos y olímpicos, para debatir sobre los temas de la paz y el servicio mutuo», explicó.
La presentación del borrador del Documento Final
Al repasar la mañana sinodal de hoy, Sheila Pires, secretaria de la Comisión para la Información, recordó que «estamos en la última semana de este Sínodo sobre la Sinodalidad». La jornada, explicó Pires, se abrió con la celebración de la Misa en San Pedro. En su homilía, «el cardenal Grech subrayó que el Sínodo debe ser visto como un nuevo comienzo, destinado a anunciar la Palabra de Dios a todos». A continuación, la congregación general – 351 estaban presentes en la sala – «comenzó con la meditación del padre Radcliffe, centrada en los temas de la libertad y la responsabilidad».
Y tras la meditación, se presentó el borrador del Documento Final precisamente -se señaló- «con el espíritu de libertad imprescindible para recorrer este tramo final del camino sinodal». Fue el cardenal Hollerich quien presentó el borrador del Documento Final, describiéndolo como «un texto provisional, lo que significa que requiere confidencialidad: no por falta de transparencia, sino para mantener un ambiente abierto y sereno para la discusión».
«Todos los participantes recibieron una copia del texto, que es el resultado de un trabajo de colaboración», explicó Pires. «El original está en italiano, con traducciones disponibles en las otras lenguas del Sínodo, pero se hizo hincapié en que la versión italiana es la referencia para la comparación».
«El Documento Final», se reiteró, “no es sólo el producto de las discusiones en el aula, sino que se nutre de un rico camino e incorpora todo el trabajo realizado a lo largo de los años durante las diversas fases del proceso sinodal”, señaló el secretario de la Comisión para la Información. «Los relatores especiales y los expertos se han esforzado por escuchar atentamente lo que se ha dicho y han examinado los informes de los círculos más pequeños».
Además, «las aportaciones de los teólogos han sido significativas tanto para el Documento como para los Foros». Y con este espíritu, la asamblea «aplaudió a todos los que contribuyeron al Documento». «También se recordó que el Documento encuentra su unidad en el Evangelio de la Resurrección de Jesús», añadió Pires, que informó de que »se agradeció a la Madre Angelini y al Padre Radcliffe sus inspiradas meditaciones, que guiaron los trabajos del Sínodo y la redacción del Documento Final».
Nuevas formas de ser Iglesia
El padre Radcliffe se detuvo en el camino de renovación en el que se encuentra la Iglesia, un camino que emergerá en el documento final, en el que no hay que buscar decisiones, hay que lanzar títulos. Frente a la desintegración de la sociedad, de la guerra, de este tiempo difícil que vive el mundo, la Iglesia tiene como vocación particular ser signo de Cristo, de la paz, y estar en comunión con Cristo, y a través de este Sínodo emerge una nueva manera de imaginar la Iglesia.
Para el religioso dominico, el documento final ofrecerá imágenes, igual que Jesús ofreció parábolas para anunciar el Reino. «El desafío de este documento es cómo podemos estar juntos de diferentes maneras, y esto será más claro a través de imágenes que de declaraciones», especificó, recordando al Papa que lavaba los pies a los presos, al sacerdote americano, conocido en el norte de Pakistán, pastor entre la gente, con olor a oveja. Imágenes a través de las cuales se puede comprender cómo el Evangelio puede tocar y renovar la Iglesia. El padre Radcliffe señaló que ésta es la manera de leer el documento final del Sínodo, buscando nuevas formas de ser Iglesia, que nos permitan estar en comunión «unos con otros y con Cristo».
Una sinodalidad vivida en la vida concreta
Algunos representantes de la prensa expresaron su preocupación por la posibilidad de que, una vez terminada la asamblea, pudieran quedar obstáculos o dificultades en los procesos sinodales dentro de sus diócesis.
Pero en realidad, dijo la hermana Becquart, «hay que tener en cuenta que en la práctica siempre existe la libre iniciativa de los laicos, como por otra parte prevé el Derecho Canónico».
En efecto, explicó, recordando la meditación matutina de Radcliffe, «todos están invitados a contribuir a este proceso según su propio carisma». Además, «estamos llamados a creer que todos pueden cambiar, incluso aquellos que hoy son quizás más reacios a aceptar el camino del Sínodo».
Y, citando el testimonio de un obispo estadounidense, subrayó cómo en muchos «la experiencia de estas semanas está cambiando su modo de ver la Iglesia, gracias a la obra del Espíritu Santo». Por eso, «cada uno es responsable, cada uno tiene la posibilidad de encontrar un camino para dialogar y discernir. Durante las sesiones de la asamblea, hemos visto cómo los que viven directamente la sinodalidad, luego acaban adoptándola», concluyó, citando el ejemplo de la reunión preparatoria del año pasado, durante la cual muchos párrocos, que llegaron con escepticismo, acabaron saliendo entusiasmados y cambiados.
En este sentido, añadió en referencia a los trabajos del Grupo de Trabajo 5, que tiene la particularidad de tratar un tema (el diaconado femenino) no abordado directamente por el Sínodo, «la sinodalidad está en acción en cada grupo de trabajo».
El papel de la mujer
Y precisamente en el papel de la mujer se centró la parte final de la sesión informativa. En este punto, Radcliffe instó a no centrarse sólo en las órdenes sagradas, considerando en cambio «los puestos superiores que las numerosas mujeres que han llegado a ser doctoras de la Iglesia han adquirido a lo largo de los siglos de la historia. Si no tenemos en cuenta que los sacramentos y las enseñanzas de la Iglesia son fundamentales, midiéndolo todo por el rasero de la ordenación corremos el riesgo de deslizarnos sólo hacia posiciones muy clericales».
«Es cierto -añadió monseñor Güell- que, leyendo los textos de los Padres de la Iglesia, se puede comprobar cuántos ‘apotegmas’ pertenecen a madres del desierto, con una notable profundidad teológica, humana y psicológica: evitemos la tentación de enfatizar el papel de la mujer con el clericalismo».
Se hizo eco de ellas la propia subsecretaria Beqcuart, que señaló lo importante que es la perspectiva con la que se mira a la Iglesia. «Hoy ya hay mujeres en altos cargos, presidentas de universidades católicas, de organismos como Cáritas o secciones de conferencias episcopales». Por tanto, «hay muchas formas de promover el liderazgo femenino, basta pensar en los muchos obispos que están nombrando a mujeres como delegadas generales diocesanas, con la posibilidad entonces de competir en el gobierno de la institución».
Es necesaria una conversión de mentalidad
Al tratar este tema, añadió Zuppi «se tiene la sensación de que hay mucho más en la práctica, ya hoy y no sólo en la historia del pensamiento cristiano y católico, de lo que comúnmente se ve».
Después, hay que decir también, prosiguió Becquart, «que siguen existiendo obstáculos y dificultades, que se encuentran sobre todo a nivel cultural y social. Porque la Iglesia forma parte de la sociedad. Lo compruebo, por ejemplo, cuando hablo con obispos o embajadores anglicanos. Si habla un hombre en una asamblea diplomática, se le da importancia a ese discurso, si habla una mujer, la consideración es menor: a menudo es algo inconsciente. Pero esto me convence del hecho, concluyó, de que es necesaria una verdadera conversión de mentalidad, y lleva tiempo: «porque heredamos la mentalidad no sólo de la Iglesia, sino también de la sociedad en la que vivimos».
Finalmente, sobre el temor recordado por Radcliffe en su meditación matutina respecto a la decepción que algunos podrían sentir en el momento de la aprobación del Documento final, el teólogo dominico invitó a «superar la dificultad de comprender la verdadera naturaleza del Sínodo», que -como dijo varias veces el Papa- «no es un parlamento, sino un lugar de escucha en comunión».