Denuncian diversos males y precisan que la Iglesia continúa creciendo, datos comprobables en el número de bautizados, nuevos grupos apostólicos, creación de nuevas parroquias y Vicarías Episcopales.
Como cada año, en ocasión de la fiesta de la Independencia Nacional, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) envía un Mensaje a la sociedad dominicana, en el que presentan una lectura sobre aspectos importantes que afectan al país.
En el documento titulado “La impostergable urgencia de vivir en valores”, los obispos exponen una reflexión basada en 20 valores; los primeros 12, contenidos en el preámbulo de la Constitución Dominicana: dignidad humana, libertad, igualdad, el imperio de la ley, justicia, solidaridad, convivencia fraterna, bienestar social, equilibrio ecológico, progreso, paz y unidad de la Nación. Los demás: alegría, acogida, ser luchadores y trabajadores, resaltan la cultura dominicana. De igual modo los valores de la honradez, la familia, la vida y la educación sexual, son ensombrecidos por la corrupción, la violencia contra la mujer, feminicidios, homicidios y el libertinaje sexual.
“Es por ello que, nuestra reflexión va motivada sobre los valores, y en esta fecha tan significativa como es la conmemoración del 174 aniversario de nuestra Independencia Nacional es importante partir, como eje transversal, de los valores que nos propone nuestra Constitución Dominicana”, dice el documento.
En el Mensaje, los obispos responden a cuestionamientos sobre el crecimiento de la Iglesia católica en República Dominicana, cuando aclaran que el número de católicos está en aumento y que dicha información se puede verificar en datos tangibles como el número de bautizados, los nuevos grupos apostólicos, creación de nuevas parroquias y Vicarías Episcopales. “Nos alegramos como pastores del valor del crecimiento de la fe en nuestra Iglesia dominicana a través del aumento del número de parroquias, capillas, sacerdotes, diáconos, religiosas, laicos y laicas comprometidos en los diversos ministerios, movimientos apostólicos y los servicios en nuestras universidades, escuelas, hospitales e instituciones, presentando los valores cristianos ante la sociedad”.
Sobre el valor de la vida, insisten en la defensa de la mujer y del hombre desde su concepción hasta su muerte natural, tal y como lo establece la constitución. «Debemos volver a recalificar el valor de la vida humana en todas sus dimensiones. No es posible que la infravaloremos al punto de no impresionarnos por los actos de feminicidios, y frenar con la educación en valores desde la familia, para preservar la vida y respetarla desde la concepción hasta la muerte natural. Es imposible legislar en contra de la vida misma», recalcan los mitrados.
En torno a la tan reclamada educación sexual, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) esclarece que la «Iglesia nunca ha estado en contra de que la misma se imparta en las escuelas, al contrario, desde hace muchos años, hemos propiciado que se imparta una educación sexual en valores e integral, sustentada en responsabilidades, no exclusivamente en derechos y que su objetivo sea educar para que el individuo aprenda a ser persona en el trato hacia los demás, que tome en cuenta la afectividad y no quiera simplemente utilizar el cuerpo humano como un producto”.
Al mismo tiempo precisan, «no intentemos dar valor a corrientes dañinas que deforman la igualdad, como la mal llamada “ideología de género”. Y citan al Papa Francisco cuando dicen que la ideología de género, “presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”.
Al referirse a la justica, los prelados se preguntan «¿cuánto es el clamor de nuestro pueblo por una administración sana de la justicia, lejos de la corrupción de las instituciones que la aplican, sea porque los procesos están viciados desde su raíz o porque algunos jueces se han quitado la venda de los ojos para ver según su conveniencia a quien aplicarla?” Con ello afirman que “un sistema que sacrifica los derechos fundamentales de la persona y de los grupos es contrario a la dignidad del hombre”.
La Iglesia reconoce que el país ha avanzado en varios aspectos, «vemos con buenos ojos los esfuerzos de proveer desde el Estado iniciativas en pro de mejorar la calidad de vida de tantos dominicanos»; al tiempo que indica que aún «persisten males como la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de nuestros cuerpos de seguridad, la deficiencia en nuestro sistema de salud, y seguros de salud, la corrupción pública y privada, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo, los aumentos constantes de los carburantes, la falta de una ley de partidos que garantice la transparencia, el control y uso de los recursos estatales, la participación de la mujer y la representatividad de sectores excluidos en las contiendas de elecciones”, entre otros.
Dice el Episcopado que con este Mensaje “pretendemos incentivar y animar a todo nuestro pueblo para que cada uno, mirando su potencial y las cosas buenas y positivas que tiene, las ponga al servicio de los demás, y se haga consciente que a un pueblo lo salva y redime el mismo pueblo. Que aún en medio de la resequedad del suelo podemos forjar un terreno fértil con dedicación y esfuerzo, tal como lo hacen tantos pueblos del país”.
También hacen un llamado a todos los dominicanos, “a poner en alto, hoy más que nunca, nuestros valores culturales, que nos identifican como pueblo y como Nación. El amor y el servicio a la patria han de estar por encima de los intereses particulares, grupales y partidistas”, acentúan en el documento.