Por el P. William Arias, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Animación Bíblica.
Ya llega septiembre, mes de la Biblia, y en este año dedicado a la conmemoración de los 100 años de la Coronación Canónica de la Virgen de la Altagracia como protectora del pueblo dominicano, no podemos estar ajenos a esta celebración, por eso el tema de este año elegido por la Comisión Nacional de Animación Bíblica, en sintonía con esta celebración mariana es: “La Palabra en María”, con el lema: “Vivir como María la Palabra”, acompañado del slogan bíblico tomado de Lucas 1,38: “Hágase en mí según tu palabra”.
Como cada año, hay una invitación especial a todas las comunidades a conmemorar este mes en torno a la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras, con actividades que ya se han hecho tradición entre nosotros, como los monumentos a la Biblia en las iglesias, cursos y talleres bíblicos, semanas y encuentros bíblicos, entre otros, claro está dentro de las posibilidades, pues seguimos en medio de la pandemia del coronavirus (covid-19) y los cuidados y protocolos a la hora de encontrarnos hay que seguirlos manteniendo, por eso no se motiva a actividades multitudinarias como las marchas bíblicas, pero como señalamos, hay muchas cosas que se pueden hacer para motivar la celebración de este mes bíblico.
En esta ocasión se nos presenta la oportunidad de descubrir la presencia grande y gratificante de María en la Biblia. Ella es mujer de la Palabra, pues esa Palabra penetra en su vida y la fecunda, haciendo posible que esa misma Palabra se haga carne, visible, y como dice Juan 1,14 ella haga su tienda, acampe, se quede en medio de nosotros. La primera creación de Dios fue posible por la Palabra, ahora, la segunda creación, y para algunos recreación, pero lo importante es que se hace posible por la entrada de la Palabra en María, como símbolo de que la Palabra de Dios entra también en nosotros, entra a la humanidad, la cual se había distanciado de Dios, pero ahora vuelve de nuevo a Él, porque Él ha tomado la iniciativa de volver a nuestra realidad y salvarnos por la Palabra hecha carne en María: Jesús.
Esta María de la Palabra se ha quedado en nuestro pueblo dominicano, bajo la advocación de la Virgen de la Altagracia, en medio de un pueblo lleno de fe, no perfecto, pero sí en búsqueda de mejores destinos y de la anuencia de Dios; un pueblo que tiene en su escudo una Biblia, como nación que quiere ser traspasada por la Palabra, fecundada por los valores que hay en las Sagradas Escrituras, y si María de Altagracia, la que hace 100 años fue declarada protectora nuestra, se hizo fecunda por la Palabra en sus entrañas, lo mismo nuestra patria, hay que hacer que esa Palabra se adentre en nuestra realidad y en lo que somos, en nuestra cultura, en la nueva cultura urbana de hoy, porque ser dominicano es ser abierto a la fe, una fe que pasa a través de María y llega hasta nosotros, en una tradición que nos ha enriquecido y nos ha dado la energía necesaria para labrar los mejores caminos para esta media isla a lo largo del tiempo y ser testigo de Cristo, el hijo de María, la mujer de la Palabra.
Celebremos septiembre, mes de la Biblia, unidos a este año mariano dominicano, y que la gracia del Dios revelado por su Palabra hacia nosotros, contenidas en la Biblia, como dice el Salmo 119, 105 sea para nosotros, lampara-luz para nuestros pasos.